Se le llamó en un principio Calle de Nuestra Señora de la Bendición
de Dios.
Don Baltasar de Soriano, alto empleado de la Real Hacienda vivía
en una de sus casas con su hija María de Encarnación. Don Juan Pérez
de Guzmán fue nombrado Gobernador de Cartagena en 1658, y hubo de
enamorarse de la muchacha. Pérez de Guzmán la pidió en matrimonio,
mas la boda no se llevaba a cabo.
Más tarde fue nombrado Gobernador de Puerto Rico, y se largó a la
isla en el primer galeón que zarpó sin avisar a nadie de
la familia. Cuando María de Encarnación se enteró de la partida
de su prometido, apenada, se estranguló con la mantilla de seda
que se ponía los domingos para ir a misa. Y es que el vil novio
aparte de dejarla plantada la había embarazado. Desde entonces la
calle se denominó de La Mantilla.
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