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En un principio se le llamó Calle de Nuestra Señora de Chiquinquirá,
y luego tomó el nombre actual.
Se cuenta que todas las noches a las doce en punto los vecinos veían
salir de una de las casas un carro, similar a un coche, remolcado
por dos caballos, encendido completamente en llamas, en cuyo centro
iba alguien que tiraba chispas por los ojos. Se desplazaba raudo
para luego meterse en una casona de la Calle de La Factoría, mas
nunca era visto regresar adonde salió. Todas las noches ocurría
lo mismo hasta que jamás volvió a aparecer el endiablado
coche.
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