El Rey Felipe III implantaría en 1610 el Tribunal de Penas del Santo Oficio de la Inquisición en la ciudad.
La Inquisición fue creada en la Edad Media (1223); era un tribunal de índole religiosa que se dedicaba a "rescatar" de las garras del pueblo enfurecido a todas aquellas personas que atentaran contra la fe católica (herejes) para poder juzgarlas como se merecían. De amplia expansión en todos los países cristianos de Europa, la Inquisición tuvo en España, sin embargo, un carácter algo desviado de los objetivos primarios.
Además de aplicar la justicia en términos religiosos, fue un instrumento de la Corona Española para poder ejercer una presión e influencia políticas en todos los sectores, casi que independientemente del Vaticano.
Debido a la forma particular de juzgar y sentenciar a los acusados (tormentos, torturas), se tuvo un concepto erróneo de la mentalidad de los inquisidores, quienes no fueron sino simplemente unas personas muy apasionadas con su trabajo, muy convencidas de lo que hacían y que en algún momento llegaban a abusar de su investidura para cometer crueldades en pro de las ideas religiosas.
Muchos tormentos para sacar confesiones se aplicaron en Cartagena, entre ellos el potro, el cordel, el jarro de agua, la gota de agua, etc. Uno de los delitos más perseguidos en Cartagena de Indias fue la brujería, que se practicaba bastante.
La Inquisición funcionó en Cartagena de Indias hasta la revolución del 11 de noviembre de 1811, regresando en 1816 con el Pacificador Pablo Morillo para luego ser desterrada definitivamente en 1821 con la liberación de Cartagena de Indias por parte del ejército patriota.
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