Luego del pirata inglés Hawkins, otro invasor (paisano suyo) habría de visitar las playas de Cartagena de Indias: Sir Francis Drake. El nobiliario título recién le fue otorgado por la Reina Isabel de Inglaterra en reconocimiento por la aventura de dar la vuelta al mundo atravesando el Estrecho de Magallanes (era el segundo hombre en el mundo que lo hacía) y de haber saqueado a las colonias españolas en el Pacífico.
Drake arribó a Cartagena de Indias con una poderosa flota y un ejército bien entrenado. Entraron en una noche oscurísima por la Boca Grande hasta llegar a Punta del Judío (donde hoy está el Club Naval). Otro escuadrón intentó ingresar por la Bahía de las Animas pero una cadena de barriles flotantes les cerró el camino a la altura del Fuerte del Boquerón (hoy Fuerte San Sebastián del Pastelillo).
Drake continuó entonces por la Península de Bocagrande hasta llegar al lugar (desprotegido en esos días) que hoy ocupa el baluarte de Santo Domingo, donde encontró resistencia pero al amanecer ya la ciudad era suya.
El inglés comenzó a negociar con las autoridades de Cartagena de Indias -que se habían guarecido en la cercana población de Turbaco- el rescate de la ciudad.
Para presionar, se inició la quema de por lo menos doscientas casas en la ciudad mientras no le pagaran en el plazo acordado. Y en esto estaba Drake cuando encontró entre los papeles del despacho del Gobernador una carta en que se le avisaba al funcionario de la llegada del "pirata" Drake a costas americanas. Indignado, el inglés montó en cólera y ordenó tumbar a cañonazos una nave de la catedral, que estaba en construcción.
Por fin, ante tal destrucción, las autoridades de Cartagena de Indias pagaron la suma de 107.000 ducados. Drake se llevó asimismo joyas, las campanas de la ciudad y piezas de artillería. |