A Bolívar le fue encomendada la misión de recuperar la ciudad de Santa marta para la causa patriota. Debía entonces dirigirse primero a Cartagena de Indias para aprovisionarse de armas suficientes y luego encaminarse al objetivo principal, pero Cartagena de Indias estaba siendo dirigida por los "toledistas", con Juan de Dios Amador a la cabeza, quienes no prestarían tales armas a Bolívar puesto que este era amigo entonces de sus enemigos acérrimos, los hermanos Piñeres.
Se aprestaron pues a atrincherarse en la ciudad para rechazar a Bolívar, próximo a llegar. A el Libertador no le quedó más remedio que presionar a la ciudad por la fuerza y montó el sitio a Cartagena de Indias desde el cercano Cerro de La Popa, el 26 de marzo de 1815.
Simón Bolívar comenzó con una ofensiva diplomática, queriendo con esto evitar un inútil derramamiento de sangre entre patriotas. Envió mensajes conciliadores, serenos unos, desesperados otros, pero todos sin respuesta positiva por parte de los dirigentes toledistas, quienes temían les fuera arrebatado el poder por los piñeristas, si estos eran apoyados por Bolívar.
Casi dos meses y medio duró el bloqueo impuesto por el Libertador, quien frustrado, sin armas para avanzar sobre Santa Marta (y conocedor de que el poderoso ejército del Pacificador Pablo Morillo ya venía de España en pos de la reconquista de las provincias americanas), dejó un mensaje para Cartagena de Indias antes de partir hacia Haití: "Esta consideración me estremece, y concibo que es más útil dejar de tomar a Santa Marta que forzar a Cartagena a auxiliar nuestra atención".
Luego, ya embarcado enviaría este último recado: "el suceso que es el asunto de esta comunicación, no es un sacrificio, sino un triunfo para mi corazón. El que abandona a su país para ser útil, no pierde nada: gana cuanto le consagra...". |