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Arquitectura



Siglo XVI
Ordenamiento Urbano
El primer intento de ordenamiento urbano fue emprendido por Juan de Vadillo, juez de residencia y gobernador interino entre los años 1533 y 1537, cuando trazó las calles del poblado al tiempo que iniciaba la construcción de un modesto templo de paja y caña que serviría de catedral.

A lo largo de las nuevas calles se fueron alineando las casas de bahareque, iguales a las que aún se levantan en los caseríos de la costa Caribe. En los primeros años la ciudad tuvo muchos problemas derivados de su asentamiento bajo, arenoso y rodeado de ciénagas y caños con una vegetación que con su exuberancia tropical amenazaba con ahogar el caserío.

El Oro - La Armada de los Galeones - La Flota de los Galeones
El oro saqueado por el fundador y su hueste de las tumbas de los indígenas de la región del Sinú, comprendida dentro de los límites de su gobernación, fue la base del progreso económico de Cartagena y la causa de su acelerado poblamiento, pues tras él llegaron muchos inmigrantes. El auge económico y la concentración de riquezas atrajeron también la atención de piratas y corsarios que asediaron la ciudad desde sus primeros años. Los frecuentes asaltos que sufrían los puertos del Caribe y las embarcaciones en los viajes hacia la metrópoli obligaron a la corona a organizar a partir de 1565 el tráfico comercial a través de dos flotas de galeones fuertemente custodiadas.


Cartagena se convierte entonces con Nombre de Dios (y posteriormente Portobelo) en Panamá, en puerto terminal de una de las flotas: La Armada de los galeones. Esta flota esperaba en su bahía la noticia de la llegada del comercio del Perú para pasar a Portobelo a celebrar la feria, volver a Cartagena para aprovisionarse, hacer aguada y emprender el viaje de regreso a España con escala en La Habana. En esta ciudad debía encontrarse con el otro convoy, llamado la Flota de los Galeones, que era el destinado a esperar en el puerto de Veracruz las riquezas provenientes de Filipinas en el famoso Galeón de Manila, desembarcadas en Acapulco y trasladadas por tierra a Veracruz. Sin embargo, esta coincidencia de los dos convoyes en La Habana ocurrió muy pocas veces debido a las vicisitudes por las cuales atravesaban los navíos durante su larga travesía. En ocasiones los galeones de la Armada de los Galeones permanecían varios meses en el puerto de Cartagena que se convertía así en el escenario de una feria permanente.

Importancia económica: de la palma a la piedra
Haberse constituido en escala obligada y centro de reabastecimiento de la Armada de los Galeones, fue una de las causas que contribuyeron a darle a Cartagena la importancia que tuvo dentro del mundo colonial español. Para esta época la ciudad fue transformando su arquitectura de casas construidas de palma y bahareque a sólidas edificaciones de mampostería, piedra, cubiertas de armadura de madera de inspiración mudéjar y techos de teja. Uno de los gobernadores que más contribuyó a esta transformación fue don Pedro Fernández de Busto cuya administración se caracterizó por el gran impulso que dio a las obras públicas. A él se debe el comienzo de las obras de la catedral que actualmente existe, así como también las de los conventos de San Francisco y Santo Domingo. Durante su gestión como gobernador desde 1571 a 1586 se construyó el matadero, las casa del cabildo, la aduana y se comenzó el acueducto, que nunca se terminó, para traer el agua a la ciudad desde la vecina población de Turbaco.
La ciudad cambió de aspecto y contemplada desde el mar parecía surgir de las aguas. Un vecino declaraba en 1582 que las casas eran " de piedra, teja y azotea... tan ennoblecida y cumplida que es contento de vella por de fuera y por de dentro de tantas torres, azoteas, chapiteles, almenas y otros suntuosos edificios, que desde la mar, por donde vienen los navíos parece ciudad de tres o quatro mil vecinos por estar tan ennoblecida y ampliada de edificios".

Cartagena alcanzó el mayor auge portuario a finales del siglo XVI. En la primera mitad del XVII se inició una decadencia comercial que sólo vino a ser compensada por el tráfico negrero que floreció entre 1600 y 1640.

La fortificación de la Ciudad: Antonelli
El plan de defensa de la ciudad fue concebido dentro del proyecto de fortificación de los Puertos de Indias, encomendado por Felipe II al maestre de campo Juan de Tejeda y al ingeniero Bautista Antonelli, poco después del asalto de Drake, que había dejado desolada la ciudad. En 1594 llega Antonelli a Cartagena para realizar su proyecto de rodear la ciudad con una muralla abaluartada cuyo trazado se conserva en gran parte a pesar de las transformaciones de los siglos posteriores. Por esa época estaba ya definida la trama urbana considerada como semirregular por la conformación de las manzanas como puede apreciarse en los planos de Antonelli. Las fortificaciones de este gran ingeniero militar no serían, sin embargo, las primeras de la ciudad. Dado que Cartagena fue presa de piratas y corsarios, que comenzaron a asaltarla a sólo diez años de su fundación, la historia de sus defensas comienza al mismo tiempo de la vida de la ciudad. Las primeras fortalezas, de la Caleta y el Boquerón, contemporáneas de Hawkins quien asaltó a la ciudad en 1568, fueron construidas para la defensa del surgidero, y cuando en la última década del siglo XVI se comenzaron las obras de fortificación definitivas, se construyó el fuerte de San Matías a la entrada de Bocagrande que fue reedificado a principios del siglo siguiente con materiales duraderos. Años después se construyó la plataforma de Santángel en la orilla opuesta del canal, quedando así éste controlado por los fuegos de los dos castillos, mientras que el fuerte de Santa Cruz, en la punta de Judío (construido después) y el antiguo Boquerón, más adentro, defendían el fondeadero en el caso de que los buques enemigos lograsen forzar la entrada de la bahía.

El proyecto de amurallamiento de la ciudad concebido por Bautista Antonelli, dejó por fuera algunas manzanas de la zona norte de la ciudad, correspondiente al hoy llamado barrio de San Diego. Don Pedro de Acuña, ingeniero militar y gobernador de la ciudad, amplió el círculo para que quedaran incluidas dichas manzanas y algunos solares que se destinarían a cultivos de alimentos de pan coger en el caso de un sitio prolongado. El trazado de Antonelli para las murallas de la ciudad es, como quedó anotado, el que con muy pocas modificaciones se conoce hoy. Su construcción no se iniciaría sino hasta 1614 por el baluarte de Santo Domingo, correspondiéndole tal responsabilidad a Cristóbal de Roda, sobrino de Antonelli.

 



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